Ferrari acabó con los rumores al asegurar su permanencia en la Fórmula 1 hasta 2025, tras firmar el Pacto de la Concordia. Lo que quiere decir que se acoge al nuevo reglamento técnico, que pondrá un límite presupuestario a los grandes equipos y lo reducirá a la mitad.
Ahora, los de Maranello decidirán dentro de pocos meses si regresan al Mundial de Resistencia, con un hiperdeportivo que podría ser el sucesor híbrido de LaFerrari.
Ferrari se ve convencido por la unión de las normativas de IMSA y WEC, que permite competir con el mismo vehículo en las carreras de resistencia europeas y americanas. Pero la firma italiana busca desarrollar su propio chasis.
«Todas las puertas siguen abiertas. El interés en la clase superior sigue ahí y estamos analizando todas las oportunidades, en LMDh y LMH», aseguró Antonello Coletta, director de actividades deportivas de Ferrari. Pero los de Maranello dejan en claro que no competirán con un monocasco que haya fabricado otra compañía.
Coletta manifestó: «La pregunta más importante es si podemos tener un vínculo con un coche de carretera. Tener nuestro propio chasis es una necesidad y veremos en el futuro si es posible tener un nuevo Superdeportivo. Después del COVID-19 paramos todo porque teníamos otras prioridades. Pero espero reiniciar las discusiones después de las 24 horas de Le Mans».
La marca busca utilizar el excedente presupuestario de la Fórmula 1 y entrar a otras competencias. Sin embargo, el problema es el mismo. Ferrari ya ha explorado terreno en la IndyCar, pero ahí también le han dicho que recibirán a nuevos fabricantes, pero con un chasis único.
Si Ferrari decide entrar al WEC lo haría en 2023, después de 50 años de su ultima participación con un equipo oficial en las 24 Horas de Le Mans. Su regreso podría animar a otros grandes constructores como Porsche, McLaren o Audi de volver a la categoría.