La serie Nascar retomó su actividad este fin de semana en el óvalo de Darlington, tras la para obligatoria por la pandemia COVID 19. Fue la primera competencia automovilística en el mundo en reanudar las carreras. Como era de esperar, el escenario fue muy distinto al que los aficionados de la velocidad estaban acostumbrados.
La distancia social y las mascarillas por todo el paddock fue el panorama. El contacto físico se limitó al máximo, al punto que ninguno de los asistentes se dio un abrazo mientras sonaba el himno de los Estados Unidos. Cada persona estaba separa por dos metros, y cada una llevaba sus protecciones.
Al ingreso al circuito, a cada una se le tomó y registró la temperatura corporal. Solo se permitió el acceso si cumplen con los estándares permitidos. Cada equipo solo pudo llevar a 16 personas por auto, con el fin de limitar al máximo el personal en la pista. Estas fueron las medidas adoptadas, pues la Nascar negó hacer pruebas de coronavirus, alegando que no querían quitárselas a quien las necesite.
La competencia se desarrolló sin público, sin prácticas ni sesión de clasificación; la parrilla se formó tras un sorteo. Luego de recorrer las 400 millas, el ganador fue Kevin Harvick y su celebración fue muy distinta a la acostumbrada. El piloto estuvo parado solo y con su mascarilla puesta, no hubo champagne ni nadie que le diese el trofeo, que estuvo colocado en un estante.
La Nascar prevé desarrollar más carreras en los próximos 10 días, y se espera que las medidas de seguridad sean las mismas. En los siguientes meses, otras competencias como la Fórmula 1, el WEC, WRC y la Fórmula E retomarán su actividad. Al parecer, las carreras como las conocíamos cambiaron y de ahora en adelante se priorizará la seguridad de los pilotos y del personal de los equipos.