«Soy un fan que llegó a MotoGP». Nunca lo ha ocultado, es más lo pregona a los cuatro vientos desde que allá por 2012 aterrizó en el Mundial para pilotar la peor moto de la parrilla, una Ioda CRT que le puso Giampiero Sacchi, el otrora jefe de Piaggio (Aprilia).
Pero su humildad, simpatía y hasta normalidad frente a algunos con ínfulas de divos hacían ayer que Danilo Petrucci se ganara ovaciones y aplausos allá por donde fuera. Mecánicos de otros equipos, periodistas, personal de seguridad, etc. no se cansaban de darle palmaditas en la espalda y felicitarle. ‘Petrux’ cae bien y, casi todos querían que ganara una carrera. Al menos una en su vida. Se lo ha trabajado campaña a campaña, sus resultados van a más y a los 28 años, cuando otros están en decadencia o retirados, él tocó el cielo y pasó a ser una estrella.
Ni se acordaba de ello. No en vano, su último triunfo fue en el Mundial de Superstock 1000 el 16 de octubre de 2011 en Portimao (Portugal). Ese curso se impuso en cuatro citas y acabó subcampeón detrás de Davide Giugliano, quien ya no corre.
Pero el cuento de hadas de Petrucci comienza con otro Danilo, apodado ‘Danilone’ porque es grande, aún más que él que mide 1,81 metros y pesa 78 kilos. Es su padre, que era conductor de camiones. Durante muchos años lo fue de Pirelli y eso hizo que el pequeño Danilo pisara algún circuito y conociera algún piloto. Empezó a ir en moto, pero le gustaba el motocross y el enduro. Hasta que ‘Danilone’, el mismo al que ayer abrazaba Gigi Dall’Igna, le convenció para probar en pista. Claro que ya tenía 15 años, la edad en la que muchos de sus rivales ya estaban en el Mundial.
Nunca pensó en llegar a MotoGP, ni en poder ganarse la vida con el deporte-su hermano se dedica al descenso de montaña en bicicleta-, pero perseveró. «Muchas veces pensé que este no es mi trabajo. También al principio de este año. Venía con presión por renovar», desveló tras secarse las lágrimas de la vuelta de honor y el podio.
Pero el ‘buenazo’ de Petrucci accedió al plan de los jefes de Ducati para tumbar, al fin, a Márquez: nada de más líos, como los habidos entre Iannone y Dovi o el propio Dovizioso y Lorenzo. El de Terni debía centrarse en ganar una cita y ayudar a Andrea a batir a Marc. ‘Petrux’ optó por irse a vivir al pueblo de ‘DesmoDovi’ y entrenar juntos. «Esto se lo dedico a Andrea, que me adoptó como un hermano», soltó en la cara de un Dovi fastidiado. No en vano, una acción de Danilo le hizo ser tercero. Se le cruzó por el interior y le hizo alzar la GP19, sin poder superar al de Cervera, con lo que perdió más puntos. «Es la última persona en el mundo a la que le haría eso, lo siento», rogaba Petrucci, quien prometía resarcirle: «A partir de ahora, haré todo lo que pueda para ayudarle a ganar el Mundial. La próxima vez miraré por el campeonato».
El jefe de filas, el ‘hermano mayor’ intentaba disimular su disgusto con alabanzas a su compañero. «Sabía que Danilo tenía potencial, me alegro por él. Mejoró porque empezó a creer en sí mismo», decía. Tocaba rendir pleitesía al nuevo héroe. Aunque puede que lo sea por un día. Más aún lográndolo en Mugello, la pista amada por los ducatistas y en el día de la República Italiana. Como para que ‘Petrux’ no se fuera como aturdido, le costaba creérselo.
Pronto le llegará otra noticia: su renovación. En dos carreras ha espantado las dudas que algunos tenían porque en Ducati siempre lo tuvieron claro. Igual el fan acaba luchando por el Mundial. Márquez avala esta idea. Igual ya no será tan gracioso para todos, pero, mientras, MotoGP tiene una nueva estrella.
Fuente: www.marca.com