No fue el 4 de septiembre, como se anunció inicialmente, sino que el cierre definitivo de la icónica planta ensambladora de vehículos GM-OBB se produjo este 6 de septiembre de 2024, a las 16:00.
Tras casi 50 años de incesante labor, se apagaron las máquinas y, como era de esperarse, el ambiente se llenó de tensiones, nostalgias, abrazos y despedidas entre más de un centenar de trabajadores, junto a ejecutivos de Chevrolet. El momento que nadie quería que llegara, finalmente se hizo presente.
El eco de risas, de máquinas trabajando y de camaradería se desvanecen, pero lo que queda en el corazón de quienes pasaron por GM-OBB es un profundo sentimiento de orgullo y gratitud. Cada historia forjada en estas instalaciones es un testimonio de la pasión y el esfuerzo que definieron a esta planta.
Este instante, marcado por un profundo sentido de nostalgia, quedará grabado en la memoria colectiva de quienes han hecho de esta fábrica más que un lugar de trabajo; la convirtieron en un hogar.
Desde su inauguración en 1975, GM-OBB se destacó como un pilar de la industria automotriz ecuatoriana, produciendo un total de 887.297 unidades que se integraron a la vida diaria de miles de familias.
Con cada vehículo ensamblado se forjaron lazos, se compartieron risas y se construyó un sentido de comunidad que perdurará más allá de su cierre.Entre lágrimas y abrazos, el personal técnico y ejecutivo se reunió para recordar esos tiempos dorados, donde cada jornada laboral era una oportunidad para aprender y crecer.
“Esta planta fue más que un trabajo; fue la mejor universidad de la vida para muchos de nosotros”, reflexionó uno de los excolaboradores, mirando con melancolía la línea de ensamblaje que ahora se encuentra en silencio.
Para muchos, GM-OBB representó un sueño hecho realidad, un espacio donde se aprendió no solo sobre automóviles, sino también sobre trabajo en equipo, compromiso y amistad.
En una conmovedora conversación, Juan Fernando Reinoso, líder de comunicación de la empresa, reiteró que Chevrolet no se va de Ecuador. “La marca se renueva para seguir atenta a las necesidades de nuestros miles de usuarios en el país”, afirmó.
Un legado de pasión: La historia de la planta GM-OBB
La planta ensambladora de Chevrolet GM-OBB en Ecuador, inaugurada el 1 de octubre de 1975, ha sido durante casi cinco décadas un emblema de esfuerzo, dedicación y comunidad. Fue un referente en la industria automotriz ecuatoriana.
Desde sus inicios, la fábrica tuvo un propósito claro: transformar sueños sobre ruedas en realidad, comenzando con la producción de autobuses del modelo Blue Bird. A partir de 1980, se dio el salto a los vehículos livianos, destacando el emblemático Chevrolet Blazer, que marcó el inicio de una nueva era automotriz.
A lo largo de su trayectoria, GM-OBB dejó una huella imborrable en la industria, ensamblando un impresionante total de 887.297 vehículos de 22 modelos variados.
Desde la robusta camioneta LUV + Dmax, que lidera con 305.069 unidades, hasta modelos como el AVEO y el GRAND VITARA, la planta fue testigo de historias de esfuerzo compartido.
Una lista de logros que refleja la pasión de sus trabajadores y su entrega a cada vehículo que salía de la línea de producción:
• LUV + Dmax (varias generaciones): 305.069 unidades
• AVEO (2 generaciones): 169.178
• GRAND VITARA: 94.420
• SAIL (2 generaciones): 76.633
• CORSA: 62.908
• SUZUKI SZ: 54.592
Cada unidad producida representa el esfuerzo y la dedicación de miles de hombres y mujeres que pasaron por sus puertas. En su momento de mayor actividad, la planta llegó a contar con más de 2.000 empleados, todos comprometidos en un mismo objetivo: aportar a la realidad automotriz de Ecuador.
El compromiso de GM-OBB con la excelencia no solo se evidenció en la producción, sino en la inversión constante en tecnología y desarrollo. Aunque no se dispone de un registro exacto, se sabe que se han invertido cientos de millones de dólares a lo largo de los años. En los últimos 15 años, la inversión superó los 150 millones de dólares, con proyectos significativos que incluyeron 67 millones en plantas de pintura y polímeros, y 36 millones en las celdas de producción de la D-Max, el vehículo más vendido en Ecuador.
La planta también ha sido un pilar en la creación de empleo, no solo en puestos directos, sino en toda la cadena de valor, generando –de acuerdo con estimaciones– más de 6.500 empleos indirectos.
Esto significa que por cada empleo directo en GM-OBB, florecieron aproximadamente 16 posiciones indirectas en proveedores, contratistas y aliados, formando así un ciclo de crecimiento comunitario que benefició a muchas familias ecuatorianas.
En 2008 marcó un hito en la historia de la planta, cuando se alcanzó la cifra máxima de producción, con más de 56.000 unidades ensambladas, promediando alrededor de 53.000 vehículos al año entre 2010 y 2012.
En contrastación, a medida que se aproximaba el final de sus operaciones en 2024, se producía un promedio de 46 unidades diarias, un recordatorio de los cambios inevitables en la industria.