Con la voz entrecortada, apuntando hacia el cielo y mostrando su bigote, que evoca a su querido padre Alfonso, quien falleció hace algunos años, Alfonso Quirola celebró con alegría su tercer título en la 45 Vuelta al Ecuador, una de las competencias más emblemáticas del país desde su inicio en 1955.
Los dos títulos anteriores fueron conquistados en 2021 y 2022, solidificando su legado en el automovilismo nacional.
El momento de felicidad del campeón se vio culminado cuando sus hijos, Nicolás y Ricardo, lo bañaron con champán entre el clamor de la multitud y el jubilo de su equipo, justo al final del último tramo que va de Perucho a la Y de Tanlahua, muy cerca de San Antonio de Pichincha, en la Mitad del Mundo.
Cerca de allí, su copiloto, Leo Rojas, también vivía su propia euforia, saltando de emoción con sus compatriotas de Loja y amigos. Con la voz quebrada, Leo dedicó su título a su pequeño hijo y a su familia, agradeciendo el apoyo recibido durante esta valiente aventura automovilística.
Sin embargo, también compartió una nube de tristeza al mencionar el incidente que vivieron sus competidores, Martín Navas y Luis Mena, quienes sufrieron un conato de incendio en su Citroën C3 Rally2. Ante la situación, Leo relató que detuvieron a raya su Volkswagen Polo GTR R5, bajaron rápidamente y se unieron a los esfuerzos para aplacar el fuego, que apenas comenzaba.
Incluso, llegaron a entregar su extintor para ayudar a resolver el problema y así permitir que Navas y Mena pudieran sofocar el incendio. Otros pilotos como Tomás Saldaña, de la categoría UTV y candidato al podio de la Vuelta, se paró y ayudó a sus colegas pilotos, pero al volver a subir a su Can Am, nunca más se prendió el motor y allí se esfumaron los sueños de llegar a la meta triunfante como había sido su sueño. Pero su ayuda valió más que un trofeo y será recordado como el piloto más empático y entregado al bienestar de todos quienes están cerca de él.
Con respecto a Martín Navas y Lucho Mena, grandes rivales de Quirola y Rojas, desafortunadamente no lograron cruzar la meta debido al incidente. Sin embargo, el piloto de Tungurahua dejó un mensaje esperanzador en sus redes sociales, asegurando que volverán con más fuerza y resiliencia el próximo año, buscando un triunfo en el Campeonato Nacional y en la Vuelta al Ecuador.
A lo largo de la competencia, Alfonso Quirola y Leo Rojas demostraron una excepcional destreza al ganar las cinco etapas de la Vuelta, siendo el único momento en que fueron superados por la dupla Navas-Mena durante el súper prime en la pista de dobles de La Avanzada en Machala.
El tiempo acumulado de los campeones fue de 4:34:49.2, dejando en un honorable segundo lugar a la tripulación de la provincia de Carchi, Andrés Guerra y Eduardo Sempértegui, quienes compitieron en un Citroën C3 N5, categoría N5/Pro, a 18:13.5 de los ganadores. La hazaña de Guerra fue un verdadero testimonio de sudor y lágrimas, ya que enfrentaron múltiples dificultades en el trayecto, pero lograron superarlas y cruzar la meta final, dejando una huella imborrable en esta carrera emblemática.
Esta edición de la Vuelta al Ecuador no solo celebró victorias, sino también la fortaleza del espíritu humano y la camaradería entre competidores, recordando que, en el deporte como en la vida, siempre hay un camino hacia adelante.
El tercer puesto en la 45 Vuelta al Ecuador fue conquistado por Byron Jiménez e Israel Andrade, quienes compitieron en un Citroën C3 N5, finalizando a 19:40.4 del tiempo de los campeones. Fue su debut y lograron una actuación histórica.
En cuarto lugar culminaron Rubén Cuenca, cuatro veces campeón de la Vuelta, y su copiloto Xavier Pinos, al mando de un Ford Fiesta Proto. A pesar de enfrentar inconvenientes técnicos al inicio de la competencia, el equipo de Loja pudo recuperar terreno con gran determinación, finalizando en esa posición y terceros en la categoría N5/Pro.
«Antes de comenzar la Vuelta, cambiamos muchas piezas antiguas por nuevas, pero algunas fallaron. Decidimos reinstalar las piezas antiguas y, sorprendentemente, el auto mejoró notablemente,» comentó un satisfecho Cuenca después de cruzar la meta a 30:06.4 de Quirola y Rojas.
En el quinto lugar, con una destacada actuación, se ubicaron los sorprendentes Iván Romero y Luis León en un Evo X. A pesar de competir solos en la categoría RC2N, dieron lo mejor de sí para lograr un lugar en el Top 5 de la Vuelta, consagrando su esfuerzo, perseverancia y deseo de dejar huella en su primera participación en esta emblemática competencia.
El sexto puesto fue para otro destacado dueto, el cuencano Pedro Guerrero y su copiloto quiteño, Micky Larrea, quienes compitieron en un Peugeot 208 Rally 4, proclamándose campeones en la categoría RC4. De forma significativa, lograron dejar en segundo lugar a Rodrigo Agama y su hija María Emilia, que clasificaron en el puesto 11, también conduciendo un Peugeot 208 Rally 4.
La historia de Guerrero y Larrea es un ejemplo de lucha y perseverancia en el automovilismo. Pedro, primo del triple campeón de la Vuelta, Juan Guerrero, confesó que, siguiendo su ejemplo, nunca bajó los brazos y cruzó la meta como un verdadero campeón.
Juan Guerrero, involucrado de alguna manera en la logística del equipo de su primo, contribuyó al éxito en la categoría, fortaleciendo los lazos familiares y la tradición del automovilismo en su familia.
El séptimo puesto fue una grata sorpresa, alcanzado por los riobambeños Brayann Naranjo y Luis Real, quienes compitieron en un veloz Can Am en la categoría UTV Turbo. Los campeones de esta categoría exhibieron una excelente conducción a lo largo de toda la Vuelta, evitando incidentes graves que en el pasado les habían afectado.
Su preparación rigurosa y la meticulosa elaboración de su hoja de ruta fueron claves en su éxito, demostrando que la planificación es esencial en las pruebas de rally.
En el octavo lugar de la general y primeros en la categoría RC5, se destacó la gran capacidad conductiva del azuayo John González, junto a su copiloto ambateño Luis Felipe Valverde, hijo del triple campeón, Luis Valverde. «Estamos muy felices con el resultado», expresó un emocionado González al cruzar la meta, reflejando la satisfacción que a menudo viene con el esfuerzo y la dedicación.
En el noveno puesto, se ubicaron los azuayos Roque Ochoa de Nabón y Criastián Ordóñez, también en un Renault Clio Rally5, quienes además se llevaron el segundo lugar en la categoría RC5. Ochoa es un piloto que vive y respira el automovilismo, y su pasión se vio reflejada a lo largo de la competencia, mostrando que en cada carrera, el corazón y la determinación son tan importantes como la habilidad detrás del volante.
La 45 Vuelta al Ecuador 2024 no solo fue un espectáculo de velocidad, sino también un escenario donde las historias de superación y pasión por el automovilismo se entrelazaron, dejando recuerdos imborrables en todos los involucrados y en el público que los apoyó.
Cerrando el Top 10 de la clasificación general, Jean Pierre Zambrano, un sorprendente piloto de tan solo 20 años, junto a su copiloto, Jean Pierre Zambrano, se convirtieron en protagonistas durante toda la Vuelta.
A pesar de enfrentar grandes sustos con su Can Am, que se apagó repentinamente en plena competencia, su esfuerzo y dedicación fueron evidentes. Aunque perdió valiosos minutos y no logró estar en el Top 5 como aspiraba, su participación en la categoría UTV Turbo dejó una huella imborrable en la memoria de los asistentes.
La Vuelta tuvo su inicio en La Avanzada, El Oro, donde se disputó el super prime, que fue conquistado por la dupla Martín Navas y Lucho Mena. Este equipo tenía la ambición de finalizar en un honroso segundo lugar en la general, pero un conato de incendio en su Citroën C3 Rally, a tan solo dos kilómetros de la meta final, truncó sus esperanzas de gloria.
En las distintas categorías, el espectáculo no se hizo esperar. En T1, la victoria fue para Santiago Moya y Pablo Pérez, quienes pilotaron un Hyundai Grand i10, logrando el triunfo en el último prime tras una titánica batalla con Arturo Morales y Jorge Durán, quienes también compitieron en un Hyundai Grand i10. El tercer puesto fue para Bruno Pacheco y Joao Ramón, que también compitieron con un Hyundai i10.
En la categoría T3, el primer lugar se lo adjudicaron los riobambeños Joey Guevara e Iván Muñoz en un Kia Rio, quienes demostraron ser los más regulares y contundentes. El segundo lugar fue para los ambateños Juan Carlos Velasco y Juan Carlos Núñez, también en un Kia, mientras que el tercer puesto fue para Wilmer Pérez y Patricio Jarrín en un Volkswagen Polo.
La tensión de la competencia continuó en la categoría T4, donde la victoria fue para Wilfrido Alvarado y Elvis Ramírez, quienes compitieron en un Chevrolet Onix. Su desempeño fue sólido y se mantuvieron firmes en una reñida lucha prime a prime con Joffre Yazbek Apolo y su copiloto David Rojas. Yazbek regresó a la Vuelta después de tres años y demostró que su habilidad detrás del volante continúa intacta, quedando en un honorable segundo lugar.
En la categoría Todoterreno, Mauricio Montalvo y Max Aguilar se coronaron campeones conduciendo un Chevrolet Vitara. A pesar de algunos imprevistos, lograron mantener la calma y cruzar la meta colmados de felicidad.
El segundo lugar fue para César Lara y Renata Novoa, también en un Chevrolet Vitara, mientras que el tercer puesto quedó en manos de Marco Andrade y Carolina Lara, también con un Chevrolet Vitara.
Finalmente, en la categoría Camionetas, los campeones fueron Jhordy Haro y su alumno Anthony Salazar, quienes compitieron en un Chevrolet D-MAX, representando al Instituto Carlos Cisneros de Riobamba. La combinación profesor-alumno se acopló a la aventura y, tras un gran esfuerzo, llegaron triunfantes en su categoría, siendo recibidos con algarabía y aplausos en su tierra natal.
En esta edición de la Vuelta, solo una mujer estuvo compitiendo como piloto: Leonela Solórzano, quien representó con orgullo a su querida Yantzaza en un Kia Picanto. Leonela expresó su sueño de alcanzar la categoría de tracción en las cuatro ruedas, destacando que está trabajando arduamente para lograrlo.
Así concluyó la Vuelta al Ecuador 2024, una prueba que, a tan solo dos semanas de su inicio, aún no generaba un ambiente de emoción ni se conocía el número de inscritos. Sin embargo, la fiesta finalmente se celebró y se desarrolló con momentos entrañables y de gran felicidad, un testimonio del espíritu indomable del automovilismo ecuatoriano. Cada participante dejó su marca, cerrando una edición llena de retos, triunfos y la promesa de un futuro aún más emocionante en las carreteras del país.