En Europa, se aplica desde el 1 de enero de 2020 una ley que limita las emisiones contaminantes de los autos a 95 gramos por kilómetro. En ese sentido, BMW busca reducir el CO2 que emiten todos sus vehículos a la mitad.
Una tarea nada fácil si hablamos de un fabricante de autos deportivos, de alta gama y de grandes prestaciones. La marca alemana deberá enfocarse en que sus motores sean más eficientes, pero que a su vez no pierdan potencia. Su objetivo puede cumplirse al mejorar la eficiencia de las mecánicas diésel, además de electrificar su gama.
BMW ya ha reducido en un 50% las emisiones de dióxido de carbono de sus autos, hasta llegar a una media de 124 gramos por kilómetro, a inicios de año. La meta a cumplir todavía está lejos aunque en 2020 se ha especulado una reducción del 20%, en una media más cerca de los 100 g/km de CO2.
La flota de vehículos de BMW redujo ligeramente las emisiones en 2019, en comparación con el año anterior. La automotriz vendió 2,5 millones de autos a nivel mundial, y casi medio millón fueron híbridos o eléctricos. Ahí el resultado de reducir los niveles de C02 en su flota.
La marca deberá pagar multas si a finales de año no logra cumplir con el margen contaminación que permite la ley europea. Las sanciones no serán cuantiosas y BMW podrá pagarlas gracias al mayor margen con el que cuentan los fabricantes premium.
La reducción más drástica de CO2 en los autos de la automotriz llegará en 2023, cuando prevén tener 25 modelos electrificados en su gama, la mitad de ellos eléctricos puros.