Sentado en un montículo, a la vera del camino, lo encontramos a Diego Íñiguez, muy apenado al ver a su Peugeot 207 con el motor en el piso y con el eje delantero izquierdo inservible.
Él y su copiloto Iván Suárez, después de haber superado un problema de los terminales en la segunda etapa, se presentaron a la meta en Cañar con las mejores vibras posibles y con la convicción de recuperar el terreno perdido en la etapa del domingo que no pudieron cruzar la meta por el problema técnico mencionado.
En las cuatro primeras especiales de velocidad prácticamente “volaban” rumbo a Riobamba. No tuvieron ningún lío. El auto funcionaba como un reloj.
En la quinta especial, el ritmo era igual o mejor. Sin embargo, a dos kilómetros de la meta, en un descenso largo y rápido, Diego bajaba a más de 140 km/h, rebasó a uno, a dos y a tres en la vía.
Cuando estaba en lo mejor del rendimiento de su Peugeot sintió un ruido raro en el lado del piloto. Diego dice que pensó que se reventó el neumático delantero izquierdo. Cuando quiso frenar, el auto no respondió. ¡Nos quedamos sin frenos!, exclamó con pánico.
El Peugeot siguió su marcha a gran velocidad. Diego no sabe qué realmente pasó, pero el vehículo se detuvo a más de 500 metros más adelante, justo en un tramo plano.
Cuando se bajó del auto, Diego no pudo contener su lagrimas al ver que el motor estaba en el piso, el eje delantero izquierdo estaba roto y el neumático prácticamente arrancado.
Nunca antes habían tenido un susto así, tampoco un daño grave en su auto. “El domingo fueron las terminales y hoy esto”, dijo el piloto a ACELERANDO con lágrimas en sus ojos.
“Hasta aquí llego. Hice todo lo posible por hacer un buen espectáculo, pero las cosas no se dieron, no quiero forzar nada. Regreso a Quito”, dijo.
Luego de unos minutos llegó su preparador técnico, Juan Francisco Escudero, quien luego de una revisión minuciosa dijo que el origen del problema fue la rotura del amortiguador.
“Pudimos haber volcado con semejante velocidad, pero no fue así. Nos salvamos”, dijo finalmente Diego Íñiguez.