Existen diferentes maneras de medir el impacto del uso de un automóvil en el marco del combate contra el calentamiento global. Para los especialistas, la mejor forma de calcular las emisiones de un automóvil es sumando los gases que emite el vehículo por el sistema de escape con el impacto que provoca la producción de su combustible en el medio ambiente. Es la famosa ecuación “del pozo a la rueda”. En este concepto, tanto los vehículos Flex (que funcionan con combustible combinado con etanol) como los vehículos híbridos aportan mayores beneficios ambientales que los de gasolina, pero un auto eléctrico es aproximadamente 10 veces más eficiente, sobre todo porque es el único que logra armonizar la eficiencia del motor eléctrico con la matriz energética predominantemente limpia. Esto es posible porque los vehículos eléctricos funcionan todo el tiempo en modo cero emisiones.
En ese sentido, General Motors se ha planteado como visión lograr un mundo con cero accidentes, cero emisiones y cero congestión, a través del impulso a la movilidad 100% eléctrica. Para el efecto, a escala global tiene previsto invertir USD 35 mil millones en el desarrollo de 30 nuevos vehículos eléctricos y autónomos hasta 2025.
En comparación con otras alternativas de movilidad, los vehículos eléctricos cuentan con más oportunidades y ventajas, que los hacen sumamente competitivos en el mercado. La más importante es que tienen cero emisiones y su motor funciona gracias a baterías recargables, a diferencia de los vehículos híbridos que siguen teniendo un motor de combustión acompañado de un motor eléctrico; esto quiere decir que, aunque lo haga en una menor intensidad que los vehículos de combustión, continuarán emitiendo CO2.
Los vehículos eléctricos son la opción más sostenible de movilidad, más que el auto híbrido y más que los vehículos flex (que funcionan con etanol), como se muestra en la siguiente tabla, que considera el porcentaje promedio de emisión de CO2 equivalente por tipo de propulsión en comparación con los autos exclusivamente a gasolina:
Propulsión | Porcentaje de emisión |
Gasolina | 100% |
Flex | 79% |
Híbrido Flex | 57% |
Eléctrico | 10% |
A pesar de que los vehículos híbridos tienen menor volumen de emisiones, un estudio de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente revela que emiten entre un 28% y un 89% más de CO2 de lo que parece. En otras palabras, los vehículos híbridos a largo plazo causarían el mismo impacto al ambiente que los de propulsión convencional.
Usar la electricidad como ‘combustible’ hace que los desplazamientos sean más baratos
El uso de un vehículo eléctrico es más rentable pues recorrer un kilómetro con electricidad es más económico que hacerlo con diésel o gasolina, combustibles que utilizan tanto los modelos híbridos como los de combustión. Por ejemplo, el Chevrolet Bolt EUV tiene una batería de 66 kWh y recorre, según el ciclo WLTP (más urbano), un promedio de 459 kilómetros con una carga completa. Es decir, para «llenar el depósito» del vehículo cero emisiones Chevrolet, se gasta la misma cantidad de energía que consume mensualmente un refrigerador de dimensiones intermedias.
Eléctricos, una inversión rentable en el tiempo
Considerando el mantenimiento, los vehículos eléctricos son una gran inversión a largo plazo, debido a que el costo de sus mantenimientos es mucho más económico que los de un vehículo híbrido o de combustión pues su motor tiene muchos menos componentes. Por lo tanto, las revisiones se reducen al estado de las llantas y frenos, accesorios que a su vez sufren un menor desgaste debido a la optimización de energía al momento de conducir.
Por su parte, los mantenimientos de los vehículos híbridos son más caros debido a la complejidad de su tecnología. Según un estudio realizado por J.D Power, la tecnología adicional en un automóvil híbrido puede afectar los costos de mantenimiento encareciéndolo de manera significativa si los elementos del sistema híbrido sufren algún daño al tener muchos más componentes.