Fotos: Porsche AG
Prácticamente no existe ningún otro fabricante de automóviles que haya demostrado tanta confianza en la elección de colores para sus autos como Porsche. Además de que la calidad de la gama de colores camaleónicos como la del 911, también se extiende a otros modelos.
En definitiva, el 911 simplemente luce bien en cualquier color. Ya sea blanco puro, negro refinado o amarillo estridente. El atrevido color naranja o verde intenso, el rojo ardiente o el elegante azul. Incluso el color café le sienta bien –este deportivo es un modelo perfecto para una pasarela de autos–. Nunca lucirá de manera incómoda; nada parece inadecuado. Por el contrario, sus colores particularmente intensos son una afirmación constante que refleja la autoestima de sus conductores. A menudo, son simplemente esos acabados de pintura los que generan los debates más apasionados, que luego emanan un encanto muy especial y pasan a ser solicitados por los coleccionistas. Esto quiere decir que, si usted descubre una de esas joyas coloridas, sólo le queda una cosa por hacer: ¡comprarla!
Cada época y cada generación tiene sus colores. Difícilmente otro automóvil refleja esta consigna con un efecto tan duradero como el 911. En claramente pionero marcando tendencias. Como un niño primogénito, ha luchado por sus derechos –la libertad de lucir una gama de colores rupturistas– que luego transmitió a sus modelos hermanos más jóvenes como el 944 y el 928, que ahora, por supuesto, disfrutan de esos colores.
El prototipo del 911 era un blanco simple y puro
Antes del 911, todo parecía que era de color gris. Si nos remontamos a los años de la década de 1950 y los primeros años de la de 1960 las imágenes que nos llegan a la mente son películas y programas de televisión, fotos y periódicos todo en blanco y negro. Por supuesto que se trata de un truco de nuestra mente, ya que no es infalible y podría mostrarnos los sucesos a color. Sin embargo, una cosa es cierta: el 25 de agosto de 1967, a las 10:57 de la mañana, cuando la televisión a color alemana hizo su debut triunfal poco después de que el ícono de los autos deportivos hiciera la suya, el 911 había estado rodando alrededor, como una nebulosa brillante, de ciudad en ciudad durante sólo dos años. Por lo que apenas hubo tiempo para que éste fuera inmortalizado en blanco y negro. Por ende, todos los recuerdos de los Porsche clásicos de la época, son casi exclusivamente a color.
¡Y qué colores! Gris Pizarra, Rojo Rubí, Azul Cielo, Marfil Claro, Amarillo Champaña, Verde Lirio y Rojo Señal. Además de estos siete colores estándar, cuando se introdujo el modelo también se disponía de cuatro acabados especiales de pintura. Estos eran Gris Delfín, Togo Marrón, Azul Bali y Negro. Mientras tanto, el primer prototipo del 911 –el 901/01 de 1962– era un blanco simple y puro. En 1966, el espectro de color ya abarcaba 30 colores especiales, dentro de los que se encontraban por primera vez cuatro pinturas metálicas: Rojo Oscuro Metalizado, Azul Metalizado, Plateado Metalizado y Verde Oscuro Metalizado.
Nuevo resplandor de color en las calles
El nuevo resplandor de color en las calles hasta provocó un debate público. La policía de Inglaterra hizo una petición oficial para que todos los vehículos fueran blancos. La revista alemana Auto, Motor und Sport sugirió imponer colores de alerta como amarillo, rojo y naranja para los vehículos veloces. Los de color negro y especialmente el gris, por otro lado, de repente se consideraron inseguros. La revista británica Automobile Engineer expresó su preocupación al afirmar que un vehículo pintado de tal color podría «fácilmente» convertirse en un «arma camuflada».
Afortunadamente, el mundo automovilístico se salvó de tal monotonía impuesta legalmente. Aún en los años 60’s, colores tan audaces e impactantes como el Amarillo Canario, Naranja Sanguina, Verde Lirio, Azul Celeste y Azul Albert oscuro marcaron el ritmo. Parecía que los diseñadores de Porsche anhelaran asumir el grito de batalla del movimiento estudiantil rebelde y ahuyentar de las calles el «putrefacto moho de mil años». Sin embargo, también funcionó a la inversa: tonos más tenues como el Amarillo Bahama, el tono leche chocolatada del Marrón Sepia y el elegante Marfil Claro, mostraron el lado delicado del original 911.
El caleidoscopio de colores Porsche
La rebelión en las universidades fue recibida por los movimientos psicodélicos de finales de la década del 60 y la del 70. Los músicos de rock se sumergieron en interminables piezas instrumentales, el mundo quedó asombrado por la salvaje libertad de Woodstock, por las túnicas sueltas de batik y el estilo de vida en las furgonetas campistas VW pintadas a mano. El caleidoscopio de los colores de Porsche continuó creciendo. Tonalidades más escandalosas como el anfibio Víbora Verde se hicieron notorias con matices casi imposible de pasar por alto, mientras que el más moderado Azul Metálico Gemini traía un toque exquisito. Al mismo tiempo, surgió el carismático Azul Gulf, un derivado del mundo de las carreras, –colores que nuevamente, tienen un rol especial en la gama de autos deportivos–. Paralelamente, se desarrollaba una tendencia totalmente nueva influenciada por aquel que en 1972 marcó una época, el Carrera RS 2.7. Mientras el color preferido para este legendario y ligero 911 era el blanco Grand Prix, tal como salía de la línea de montaje, el auto tenía dos características que lo distinguían: además del alerón trasero tipo ‘cola de pato’, llevaba escrita la palabra ‘Carrera’ en los lados –disponible en Azul, Rojo, Verde y Negro haciendo juego con el centro de las ruedas.
Tras el cambio del modelo F al G, los colores ofrecidos se suavizaron a partir de 1975. Tonos más oscuros y más tranquilos se hicieron más populares, mientras que lo estridente y lo acaramelado perdía terreno. Moderación y cautela hacia el valor de reventa suplantaron el aspecto extrovertido y el espectro de colores del 911. La amplia paleta luego también fue necesaria para satisfacer las necesidades del 924 de cuatro cilindros y al modelo Gran Turismo 928. Pero el gusto es un amigo inconstante –el siguiente cambio llegó a Europa desde Estados Unidos en la década del 80 y conquistó nuestras pantallas en la forma de ‘Sonny’ Crockett y Ricardo Tubbs. Con su llamativo diseño de neón, ‘Miami Vice’ trajo un aspecto completamente nuevo e hizo que los tonos pastel fueran tan populares como las gafas de sol ‘Viajeras’ de Ray Ban o el uso de chaquetas sobre camisetas.
Un 911 simplemente luce bien de cualquier manera
Muy pronto, esto también tuvo un efecto en la paleta de colores del fabricante de autos deportivos. Los tres principales protagonistas de esta historia lo demuestran claramente: Un 944 S2 en Azul Marino es tan llamativo como el rosado lavado Ruby Estrella del 911 Carrera RS 964 y el poderoso 928 GTS en Amaranto Violeta. El legítimo predecesor de los modernos modelos GT3 y GT3 RS, el RS también proporciona una confianza natural con un color que Porsche ha usado una y otra vez desde entonces. El 997 GT3 RS en color Verde Ácido, logró un impacto tan duradero como la del modelo en Naranja Met, y el 991 GT3 RS parecía aún más impresionante en Naranja Lava y Ultravioleta.
Y para aquellos que creyeron haberlo visto todo, siendo la historia algo que se repite, Porsche tenía una sorpresa para todos en 2009: la edición especial 911 Sport Classic fue lanzada con un Gris Profundo que llevaba el nombre del modelo, y parecía a primera vista más como si se tratara de una primera capa de pintura. Las 250 unidades producidas se agotaron en 48 horas, una vez más demostrando que un 911 se ve bien de cualquier forma. Y lo mismo es cierto para todos los autos deportivos de Porsche.
Fuente: Porsche AG