En las carreteras ecuatorianas, una persona resulta lesionada cada 30 minutos y una vida se pierde cada 3,8 horas. Las cifras de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) para 2024 son contundentes: 21.220 accidentes, con 2.302 fallecidos y 18.312 heridos.
A nivel global, se estima que el 20% de los siniestros con víctimas en vías interurbanas tienen una relación directa con un elemento crítico y, a menudo, subestimado: los neumáticos en mal estado.
A pesar de ser el único punto de contacto entre el vehículo y el asfalto, una nube de desinformación y creencias erróneas rodea su cuidado, poniendo en riesgo constante a conductores y pasajeros.
“Desde creencias como ‘todos los neumáticos son iguales’ hasta la idea equivocada de que ‘solo se cambian cuando se pinchan’, la falta de información puede traducirse en accidentes, mayor consumo de combustible y costos de mantenimiento más altos”, advierte Santiago Chiriboga, Head Marketing & Trade Experience South America de Continental Tire Andina.
Con el objetivo de desarmar estos riesgosos mitos, los expertos de Continental desglosan la realidad detrás de las creencias más comunes:
1. Mito: “Todos los neumáticos son iguales”.
Verdad: Esta es una de las falsedades más peligrosas. Cada neumático es una pieza de ingeniería diseñada para condiciones específicas: ciudad, carretera, altas velocidades o terrenos agrestes.
El compuesto de caucho, el diseño de la banda de rodamiento y la tecnología empleada determinan directamente el agarre, la durabilidad y la seguridad. Usar el neumático incorrecto compromete la estabilidad del vehículo.
2. Mito: “Si tiene aire, está bien”.
Verdad: Una presión inadecuada (baja o alta) es un enemigo silencioso. Provoca un desgaste irregular y prematuro, aumenta significativamente el consumo de combustible y, lo más grave, reduce la adherencia en curvas y prolonga la distancia de frenado. La verificación mensual de la presión es un hábito que salva vidas.
3. Mito: “Solo se cambian cuando se pinchan”.
Verdad: Un pinchazo es solo una de muchas señales. Grietas en el caucho, abultamientos (chichones), vibraciones anómalas o un desgaste que deja la banda de rodamiento con menos de 3 mm de profundidad son alertas claras e impostergables para el reemplazo.
4. Mito: “Más ancho es más seguro”.
Verdad: Si bien pueden ofrecer mayor estabilidad en seco, los neumáticos demasiado anchos pueden ser contraproducentes en lluvia, al reducir la capacidad de evacuar agua y aumentar el riesgo de hidroplaneo. Además, elevan el consumo de combustible. La medida óptima es siempre la recomendada por el fabricante del vehículo.
5. Mito: “Los neumáticos nuevos no necesitan cuidados”.
Verdad: Todo lo contrario. En sus primeros 300 a 500 km, los neumáticos nuevos pueden tener una ligera capa residual de fabricación que reduce el agarre, por lo que se recomienda conducir con suavidad. Desde el primer día, requieren una presión correcta y una alineación adecuada para asegurar su máximo rendimiento y vida útil.
La Guía definitiva: Lo que todo conductor debe verificar
Más allá de derribar mitos, es crucial adoptar prácticas responsables. Continental Tire Andina, líder global en innovación y seguridad vial, resume las clave:
· Caducidad: Se recomienda reemplazar cualquier neumático (incluido el de repuesto) fabricado hace más de 10 años, aunque aparentemente esté en buen estado.
· Profundidad Mínima: La ley exige 1,6 mm, pero el reemplazo se debería considerar desde los 3 mm para mantener un agarre seguro en mojado.
· Señales de Alerta: Desgaste irregular, grietas, deformaciones (chichones) o vibraciones son indicios de que la integridad del neumático está comprometida.
· Reparaciones: Un «chichón» implica daño estructural y exige un cambio inmediato. Los pinchazos solo pueden repararse en la banda de rodamiento y un máximo de dos veces.
En un país donde las estadísticas de siniestralidad vial preocupan, la información confiable se convierte en un escudo. Los neumáticos son mucho más que goma; son un componente de seguridad activa cuya revisión y mantenimiento correctos pueden marcar la diferencia definitiva entre un viaje seguro y un siniestro.