Mercedes es una marca que ha hecho historia en todos los frentes: desde un todoterreno que se ha convertido en un icono del lujo pasando por auténticos mitos en competición. Desde un sedán con un alerón gigante hasta un deportivo con el motor de un Fórmula 1. Pero uno de los coches más adorables es el Mercedes 300 SL W194, una joya que nació para golpear en los circuitos y que terminó convirtiéndose en un mito en las calles: con este primer Mercedes 300 SL empezó todo. ¡Qué pasada!
El Mercedes 300 SL W194 fue el primer coche de carreras de Mercedes después de la segunda guerra mundial. Solo fabricaron 10 ejemplares y algunos de ellos fueron completamente destruidos en accidentes, como por ejemplo, la primera unidad fabricada. El segundo ejemplar fue restaurado por completo por parte de Mercedes y no hay duda que estamos ante una de las joyas más adorables entre los coches clásicos, cuyo valor, realmente es incalculable.
El desarrollo del Mercedes 300 SL de carreras comenzó ya en los años 50 con un objetivo en la cabeza: volver a triunfar en los circuitos. La intención de la marca fue desarrollar un motor poderoso, un chasis eficaz y una carrocería lo más ligera y aerodinámica posible. dicho y hecho, todos se pusieron manos a la obra y el resultado no pudo ser más apasionante.
Mercedes 300 SL W194: un motor bestial
Bestial para la época, claro. El reto de crear un motor de competición que fuera una bestia fue asignado al ingeniero Rudolf Uhlenhaut, jefe de desarrollo mecánico de Daimler-Benz. El motor derivó de varios conceptos ya existentes. Estaba basado en el motor del W189 Adenauer, con sus seis cilindros en línea pero se introdujeron tres carburadores Soles derivados del Mercedes 300s.
El motor M194 generaba 175 CV y 207 Nm de par. Además, obviamente, el motor fue evolucionando, llegando a superar los 270 km/h, una cifra absolutamente bestial para mediados del siglo XX. El chasis tubular de aluminio era el encargado de acoger a la mecánica y mantener a todo el conjunto con una rigidez aceptable para triunfar en la pista.
El toque definitivo fue una finísima carrocería de aluminio y magnesio súper delicada, con un objetivo claro reducir el peso a la mínima expresión. Y es que el nombre ‘SL’ procede de ‘Sport Leicht’, deportivo y ligero en alemán. El coche estaba listo en 1952 y los éxitos en la pista no tardarían en llegar.
El palmarés en competición del Mercedes 300 SL W194
El éxito del Mercedes W194 fue inmediato y apabullante. Su superioridad técnica, sus prestaciones impresionantes, le convirtieron en el deportivo a batir. En 1952 ganó las 24 horas de Le Mans, la carrera Eifelrennen en Nürburgring y la Carrera Panamericana en Méjico, tres de las pruebas más prestigiosas de su tiempo.
También fue segundo y cuarto en su primera participación en la Mille Miglia. Sin duda, este Mercedes se hizo muy fuerte en aquellas carreras donde la velocidad pura y dura era fundamental, como en la Panamericana, ya que la superioridad mecánica y su carrocería ligera y aerodinámica le permitieron superar a los Jaguar y Ferrari de su tiempo.
Evolución en coche de calle
El Mercedes 300 SL ganó muchas carreras y su popularidad creció entre los amantes de los coches de altas prestaciones. Por eso Mercedes no lo dudó: el Mercedes 300 SL ‘Alas de Gaviota’ fue la evolución de ese concepto y el nacimiento de los GT de altísimas prestaciones. Fue una demanda del importador de Mercedes en EEUU, Max Hoffman, y el resultado fue un icono: más potente, más lujoso y con un comportamiento dinámico referente en su tiempo. ¡Una joya!
Una joya que arrancó con el Mercedes 300SL W194 que tienes en la imagen con la que abro este artículo. Una joya que Mercedes restauró con motivo del 50 aniversario de estos modelos, allá por el año 2012. Una restauración que duró unos 10 meses y que terminó con una joya absolutamente única y súper deseable. Hoy, su parrilla ‘Panamericana’ sigue de plena actualidad y eso dice mucho de su carácter innovador y revolucionario que supuso en 1952.
Fuente: www.topgear.es