Poco después que Joe Biden fue posesionado como presidente de Estados Unidos, se dirigió al Despacho Oval y firmó 17 decretos presidenciales. Su objetivo fue desmantelar las políticas que su antecesor, Donald Trump, aplicó durante sus cuatro años de gobierno. Esta decisión incluye que EE.UU. regrese al Acuerdo de París y electrificar al país. Biden anunció que reemplazara la flota federal por vehículos eléctricos, fabricados en el país.
De momento no hay fecha estimada para esta transición, pero, según el mandatario, cambiar la flota de vehículos eléctricos permitirá crear miles de puestos de trabajo. Con esta medida, Biden no se aleja de la política proteccionista de Trump, pero sin llegar a extremos.
La flota la componen más de 645 000 vehículos, según el último Informe Federal de Flotas recogido por Electrek. De este total, 245 000 son vehículos civiles, 173 000 militares y 225 000 vehículos de reparto de la oficina de correos. Los automóviles tienen una antigüedad de entre 26 y 33 años.
La medida podría jubilar a “La Bestia”, una limusina Cadillac One blindada y a prueba de ataques. El vehículo ha servido a la Casa Blanca por décadas y se especula que existen 12 réplicas al servicio del presidente. En su campaña electoral, Biden prometió invertir 1 300 millones de dólares en la expansión de vehículos eléctricos e instalar 500 000 puntos de recarga para 2030.
Biden además regresó a EE.UU. a la Organización Mundial de la Salud y, tras firmar la orden ejecutiva, enviará a las Naciones Unidas una carta de intención para unirse de nuevo al Acuerdo de París. En 2017, Trump pidió que el país fuera eliminado del acuerdo, que fue firmado por 194 naciones y cuyo objetivo es mantener el aumento de temperatura durante este siglo por debajo de los 2ºC. La decisión de salir se materializó en noviembre de 2020.